Por: Mercedes Rodríguez Toussaint Fuente: Organización Internacional del Trabajo
El estrecho vínculo entre la salud ocupacional y la promoción de la salud se ha hecho más evidente en los últimos años. La evidencia muestra que, a largo plazo, el estrés relacionado con el trabajo puede contribuir a los trastornos musculoesqueléticos, la hipertensión y las enfermedades cardiovasculares.
También puede alterar las funciones inmunitarias que, a su vez, pueden facilitar el desarrollo del cáncer. Más ampliamente, puede conducir indirectamente a problemas dentro y fuera del lugar de trabajo, como violencia, abuso de drogas y alcohol, relaciones familiares tensas, depresión, trastornos de salud física y mental e incluso suicidio.
De manera similar, muchos efectos nocivos de los hábitos de vida, como el tabaquismo, el abuso de alcohol y drogas, las deficiencias nutricionales y la inactividad física, también pueden interactuar con los peligros en el lugar de trabajo. En conjunto, pueden provocar accidentes, lesiones, enfermedades, incapacidad y muerte. Sin embargo, la detección temprana y el tratamiento adecuado de las enfermedades profesionales y no transmisibles iniciales reducirán la mortalidad y disminuirán la frecuencia y el alcance de la discapacidad de muchas de esas enfermedades.
En los últimos años, ayudar a los trabajadores a manejar sus condiciones crónicas y volverse proactivos en el cuidado de su salud se ha convertido en una estrategia aceptada para los programas de promoción de la salud en el lugar de trabajo. Estos programas a menudo están diseñados para alentar y ayudar a desarrollar comportamientos saludables, especialmente en relación con el estrés, el alcohol y las drogas, el tabaco, la nutrición y la actividad física.
La promoción de la salud en el trabajo beneficia no solo a los trabajadores sino también al empleador, ya que es un componente vital en:
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Mejorar la productividad y el rendimiento en el lugar de trabajo.
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El bienestar a largo plazo de los trabajadores y sus familias.
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Reducir la presión sobre los sistemas de salud, bienestar y seguridad social.
El tiempo dedicado a mejorar la salud y el bienestar en el lugar de trabajo es una inversión en el activo más importante de cualquier empresa u organización, sus trabajadores. También es una inversión en el contexto social en el que opera una empresa u organización y, por lo tanto, en su futuro y el futuro de la comunidad.