Por Laura López Portillo
Frecuentemente relacionamos nuestro consumo de agua con piel seca o simplemente sed. E incluso sólo tomamos agua o líquidos porque escuchamos que es parte de una dieta balanceada y saludable. Pero se debe mencionar la relación directa que puede tener un bajo consumo de agua sobre la cognición en nuestro día a día.
Cuidar de los niveles de hidratación a lo largo del día nos ayuda a mantener nuestro nivel cognitivo e incluso mejorar el humor, especialmente en mujeres. Cuando el cuerpo pierde 2% del total de la masa corporal de agua o más, entra en un estado de deshidratación dificultando la concentración en nuestras tareas e incrementando la posibilidad de presentar dolores de cabeza, niveles de fatiga y ansiedad mayores y disminuye nuestro estado de alerta.
Esperar a que nuestro cuerpo nos de una señal de sed, es esperar a estar deshidratados. Cuando ya tenemos estos síntomas nuestro cuerpo ya comenzó a reducir nuestro rendimiento en las tareas que requieren cierta concentración, memoria, atención y actividades psicomotoras. Por otra parte, es mucho más importante considerar nuestro nivel de hidratación según nuestro clima y actividad física.
¿Cómo hidratarnos correctamente?
- Consumir aproximadamente 6 vasos de agua o un litro y medio de agua natural.
- Trata de relacionar tu consumo de agua con alguna rutina diaria para no olvidarlo.
- Mantén cerca de ti algún termo de agua para poder recordar.
- Al consumir café o té complementa con un vaso de agua por cada taza.
- Recuerda que consumir bebidas con azúcar no hidrata a tu cuerpo.
¿Cómo valorar mi estado de hidratación?
- Observa la consistencia de tus evacuaciones, en caso de ser muy rígidas y con grietas puede ser una señal de falta de agua. También si te cuesta mucho trabajo ir al baño.
- Conoce el color de tu orina, al inicio del día siempre la orina es mucho más concentrada. Pero a lo largo del día la concentración disminuye siempre y cuando nuestro consumo de agua sea adecuado.
- Valora qué tan frecuente presentas dolores de cabeza a lo largo del día y reflexiona si existe alguna relación con tu consumo de agua natural bajo o un exceso de bebidas azucaradas.
- La falta de agua también puede alterar nuestro estado de ánimo e incluso aumentar nuestra irritabilidad.
- Nuestro órgano más grande, la piel, nos refleja de manera muy fácil qué tan hidratados estamos. Observa tu piel, uñas, cabello y resequedad en ojos.
- Cuando el cuerpo no recibe suficiente agua nuestra concentración disminuye y los niveles de dispersión pueden aumentarse, complicando más nuestra habilidad de concentración.
- Uno de los principales síntomas de deshidratación es cansancio y en caso de realizar ejercicio presentar calambres.
- El agua también nos ayuda primordialmente a regular nuestra temperatura corporal. Por lo que a falta de agua podríamos presentar cambios en nuestro termostato.
Bibliografía
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