Convertir la oficina en un espacio donde se promueva el bienestar de los colaboradores es un reto actual para las áreas de recursos humanos. ¿Cuáles son los aliados para hacer esto posible? ¿Cómo construir un ambiente de trabajo en el que el colaborador se pueda desarrollar plenamente?

Por Gabriela Rendón Terapeuta de Movimiento

Convertir la oficina en un espacio donde se promueva el bienestar de los colaboradores es un reto actual para las áreas de recursos humanos. ¿Cuáles son los aliados para hacer esto posible? ¿Cómo construir un ambiente de trabajo en el que el colaborador se pueda desarrollar plenamente?

Los hábitos de movimiento son un pilar para lograr el bienestar integral. A través del movimiento se liberan tensiones en el cuerpo, se contrarrestan las malas posturas de trabajo, se conecta la mente con el cuerpo y se previenen malestares físicos que pueden ser causa de ausentismo laboral.

Es un hecho que la organización del trabajo actual contribuye al aumento de los niveles de sedentarismo, y como consecuencia un incremento de malestares físicos, que con el tiempo se pueden volver crónicos. Padecimientos como lumbalgia, rigidez en el cuerpo, problemas circulatorios, tensiones crónicas en cuello, hombros y cabeza pueden evitarse y disminuirse fortaleciendo hábitos de movimiento en los colaboradores.

Construir una cultura de bienestar en la que los colaboradores dediquen pequeños momentos de su día para reencontrar su equilibrio mental y físico, conectando con su cuerpo y afilando su mente a través del movimiento para tener un mejor rendimiento.

Las pausas activas son una vía para que los colaboradores aprendan diferentes formas de activar su cuerpo, secuencias de estiramiento para liberar sus tensiones, descargar su estrés físico y mental, para tener un descanso activo que interrumpa la espiral del sedentarismo, pero sobretodo, promoviendo que los colaboradores tomen un papel activo en la construcción de su bienestar.