Por Laura López Portillo
El descanso es igual de importante y necesario como el activarnos, cuidar nuestro descanso físico y mental ayuda a nuestra productividad. Debemos comenzar a normalizar el descansar sin sentirnos culpables.
Primero hay que mencionar que hay dos tipos de descanso, físico y mental. Y éstos pueden ser activos o pasivos.
El descanso activo, se refiere a actividades de baja intensidad e impacto, suficientes para relajar tu cuerpo y mejorar tu circulación sanguínea, liberando endorfinas y serotonina, químicos que mejoran tu humor y bienestar. También a través de este tipo de descanso tu mente se relaja, reduciendo los niveles de cortisol y algunos síntomas de la ansiedad. Una manera de obtener descanso activo es a través del contacto con la naturaleza, incluyendo animales y otras personas. La cual te ayuda a estimular la liberación de hormonas de placer y reduce el cortisol, hormona del estrés.
Por otra parte, el descanso pasivo es aquel que se refiere principalmente al sueño. Recuerda que un descanso propio puede mejorar tus habilidades cognitivas y de memoria. También ayuda a una recuperación de tejidos, músculos, estimula la liberación de hormonas de crecimiento, regula el sistema inmunológico y regula las hormonas relacionadas con el apetito. Cuando nuestro cuerpo no tiene suficientes horas de descanso los niveles de ghrelina aumentan en nuestro cuerpo, hormona encargada de dar la señal de hambre. Es por eso por lo que cuando dormimos poco presentamos más hambre.